sábado, 26 de mayo de 2012

Simpleza densa

Muchos han escrito sobre la obra de Miguel Rodríguez, ahondando en el  modo de indagar  en cuestiones relativas a la identidad nacional y latioamericana, caracterizada por hibridaciones y mezclas  de un imaginario multicultural, poniéndolas de manifiesto  a través de temas como el hombre y sus transmutaciones, el territorio, el paisaje….
Este universo aflora como sustrato en la relación sensible que establece con los juguetes y el mundo infantil, los cuales le permiten incorporar  mitos de diversas culturas junto con los de nuestra propia infancia.
Ante todo ello, propongo relatar sobre el modo con que me he conectado con las obras que este artista nos acerca. Un modo que tal vez posibilite poner en palabras algunas de las percepciones e ideas que surgen del estar con ellas, y que  pueden ser compartidas por otros.

Mientras tomamos unos mates y conversamos en el taller, comienzo  a realizar un primer recorrido de las obras. Hay una variedad de objetos donde visualizo semejanzas con otros conocidos y nuevas propuestas.  En un ida y vuelta, me detengo sobre aquellos que  me actualizan sensaciones e ideas pasadas. Son los  “juguetes de arrastre”, que me ponen ahora en  presencia de sus paisajes- casas, y  los “muñecos  totémicos”,  con referencias a diversas culturas. Tallas y/o ensambles de maderas donde la pintura pone en situación diferenciada al objeto: como objeto rescatado del pasado –por su pátina- o como objeto decorativo o de uso. Pero por sobre ello,  me impacta la contundencia del volumen y la simpleza de las formas. No puedo dejar de percibir una sensación  primaria de solidez, de aplomo, que potencia  las estructuras simbólicas que subyacen. Es en ese encuentro, entre la densidad de la materia y los esquemas, donde establezco el contacto sensible con su/mi búsqueda de identidad, la que nos posibilita ubicarnos y estar en el mundo.
Vuelvo  hacia las nuevas propuestas y me detengo en aquellas que él llama “murales”.  En algunos, la  pintura cobra un rol configurador de la imagen junto con los materiales encontrados  y planos  en relieves. Entonces el peso de la materia comienza a diluirse, se aligera. Son los gestos los que se evidencian: del rastro rústico del pincel, de la recolección de un objeto  que llamó su atención, del ordenamiento de los elementos. Sin embargo sigue resonando una idea de solidez que no logro percibir con claridad. 
Me alejo, miro todas las obras, y allí están los dibujos y estampas: pequeñas imágenes que requieren  mayor  intimidad.  Un dibujo gráfico donde las líneas y los  planos diseñan y alimentan el imaginario simbólico que Miguel conforma.  Casi liberados de la materia quedan registrados en una red  los esquemas,  esas estructuras que develan el sustento de todo el trabajo. Son esquemas simples  que allanan el encuentro con el otro y lo otro, una simpleza densa, cargada de experiencia vital, de deseo de un aquí y ahora que también contenga la memoria y posibilite el futuro.
Desde esa solidez nos propone el encuentro, el contacto con el mundo,  y para ello nos ofrece estos objetos con los que uno desearía convivir.

Cecilia Irazusta
Artista Plástica
Mayo 2012
Córdoba

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