Las esculturas
de Miguel Ángel Rodríguez, realizadas con maderas recuperadas, ensambladas y
talladas, logran aunar el simple placer estético y la reflexión profunda.
Mediante un detallado proceso de desbaste y de pulido, rescata el valor intrínseco que tiene la
madera, de fuente, de origen, y le imprime la energía y la fuerza que emergen
de la confluencia de pensamiento, sentimiento y acción.
Miguel Ángel
Rodríguez desafía la inercia de la materia y le otorga un inusitado dinamismo porque sus esculturas
representan la vida misma: oscilan entre el deleite y el compromiso, el rescate
y la proyección, la evocación y el alegato.
Desde mi umbral
de inexperta, de simple observadora, puedo decir que las obras de Miguel Ángel
Rodríguez encierran en sí la misma atracción que ejercen la luz o el fuego.
Ana
María Florit
Lic. en Letras
2012
Córdoba
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