Rodríguez se ha ido
internando cada vez más en un mundo que busca la contaminación cultural. Su
alquimia, compuesta de latitudes y temporalidades disímiles, abre la mirada
desde un imaginario icónico atravesado por diversos textos. Algunos originados
en el pasado ancestral de nuestramérica y las tradiciones criollas de su tierra
natal, otros en la intromisión mediática y el cosmopolitismo. Es así como
rescata una zona del conocimiento que en la tradición racionalista y
eurocéntrica fue negada y distanciada por precientífica, recluida y reducida a
las prácticas rituales y sincréticas.
La simbología sobre la
que construye Rodríguez relata, permite la comunicación, la conservación de
conocimientos (aún los desconocidos para muchos) y el suceso. Antes de saber
sobre las cualidades del caballo, el toro o el puma, las esculturas de este
artista nos remite, en una primera instancia, a la libertad tanto como a los
misterios y por supuesto al poder. El toro, figura emblemática de la cultura
iberoromana, no cesa de refrendar el sentido mítico y político del poder
dominante desde la colonización de América. El puma, casi recurrente en las
altas culturas andinas, interviene desde una esquina opuesta como el mito
latente e invulnerable. Pero el relato se completa con la inclusión de íconos
actuales, que se involucran plásticamente. Expresiones que le dan un carácter
contundente de contemporaneidad, no carente de sentido crítico, universal y
testimonial.
En consecuencia la materia,
los materiales utilizados y el excelente tratamiento técnico logra conjugar de
manera inteligente la estrategia visual, ayuda al abordaje deseado y aleja toda
sospecha de superficialidad.
Mario Simpson
Artista Plástico
Octubre de 2007
Córdoba
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